viernes, 26 de septiembre de 2014

Mi ángel de la guarda

Exploto. Siento que todo deja de tener color, se me seca la garganta y me falta el oxígeno. Pero ahí estás tú, diciéndome que no tengo porque bajar la vista; que no merezco esto.
Las lágrimas aparecen pero no te amilanas, simplemente las aceptas junto con mis arrugadas palabras; porque soy tu "mayor plan en la vida". Esas palabras sólo podrían salir de ti, lo único que me alegra el día; mi pequeño espejo de los deseos. 
Caminamos entre cuerpos sin rostro, calles empinadas, sonidos olvidados y risas tirantes; pues sé que sólo con el murmuro de mi voz, sabes como me siento. Mi ángel de la guarda, mi pequeño gran resquicio de libertad. Limpio aquello que envenena mi interior y te sonrío, me preguntas cómo estoy y sonrío de nuevo. Un ciclo interminable que siempre va en sentidos adversos. Y lo admito; me doblo pero no me rompo. No soy como los demás y tampoco soy única, simplemente soy tuya y tú mía.
Con esas palabras en mi mente, me enfrento a lo que viene de frente; yo valgo y tu vales. Todo es diferente y a la vez igual. Nadie nos puede decir lo contrario, sino pelearemos por nuestras palabras. Si tuviera que ponerlo en palabras bonitas, diría que "encontré el paraíso en los ojos de mis demonios, de la mano de libertad".