miércoles, 5 de noviembre de 2014

Herida de arma blanca

Mi mirada le busca pero no le encuentra. La ira abrazada de la pena; casi llegan al éxtasis.
Las heridas siguen abiertas y pese a no perder realmente nada, me siento herida por un arma blanca. Alzo la vista al cielo huyendo de la sangre. El dolor me estremece; pero el temblor de las palabras envenenadas lo engaña.
Coso mis labios y cierro mis ojos.
Es hora de encontrar el arma blanca y enterrarla en lo más profundo de mi memoria.