lunes, 25 de marzo de 2019

Vómito

Es curioso ver cómo el tiempo hace que las cosas sean totalmente diferentes a como los sueños y las tardes de sol nos hacen pensar. 
Nadie te prepara para nada que de verdad importa.
Todo es un montón de momentos, sensaciones e ideas que te engullen sin previo aviso dejandote en el fondo de un pozo oscuro y carente de vida. Porque en el fondo todos estamos dentro de un pozo, da igual la profundidad y la cantidad de luz que entre, un pozo es un pozo.
Con esfuerzo o por pura casualidad, cuando se consigue volver a la superficie no eres la misma persona que creia capaz a los demás de heoricidades que más bien son atrocidades.

Si algo me ha enseñado mi tiempo en la oscuridad más absoluta, carente de nada que crease una chispa de luz es como somos las personas en realidad. Animales gregarios demasiado orgullosos para darnos cuenta  de que la única diferencia entre nosotros y el resto no vale de nada. 
No sirve de nada ser inteligente si necesitas drogas para poder ser feliz. No vale de nada apreciar la belleza si cada vez que miras algo solo ves un motivo más para acabar con todo lo que tienes y podrías tener.

Las palabras son entes en nuestra vida. No se puede engar ni cambiar, las palabras y los sonidos reinan en nuestras vidas sin que podamos hacer nada al respecto. Como las ideas perdidas de un artista esquizofrénico, las palabras nos atosigan y guían a comter verdaderas bestialidades que luego justificamos usando esas mismas palabras que antes nos daban miedo. No tiene sentido que trate de darle sentido a una realidad paralela que hemos creado cuando ni tan siquiera somos conscientes de nuestra propia entidad física.
Me considero un desastre, una estrella avocada a la destrucción y a la transformación. Todos los agujeros negros del universo forman la realidad que tanto ansiamos conocer y de la que tememos no ser dignos. Sinceridades incomprensibles de personas tan diferentes que parecen deidades, milagros del ser humano cuando más tarde nos culpamos de cosas tan naturales como desear la muerte si el dolor no cesa ni en intensidad ni en cantidad.

Lo más humano del ser humano es su capacidad de sentir compasión. Lo más humano del ser humano es desear la muerte de uno mismo o de quienes le rodean. Este vómito de palabras es lo más real que he escrito en tanto tiempo que no recuerdo cuando fue la última vez que escribí sin pensar y dejándome llevar por las palabras. 
El sonido es el origen de todos nuestros males. El sonido, la música son los canales por los que transmitimos nuestros verdaderos deseos por muy oscuros que sean, donde somos realmente tan negros como los agujeros que tenemos tallados en el pecho por culpa de nuestra propia existencia.