miércoles, 23 de octubre de 2013

Vacío

Buscando respuestas; encontré senderos vacíos, carentes de sentido. Miro a mi alrededor, pero sólo veo putrefacción. ¿Qué me pasa? Pienso yo. Pierdes sensibilidad, me dije.
Los días se volvieron blancos y negros. Los sentimientos transcendentales. Nada tiene sentido ni valor. Sigo en el camino, dejándome llevar.
Porque no me entiendo; pero tampoco puedo buscar una manera de hacerlo. Todos preguntan el porqué, pero no hago por escuchar. Todo se vuelve silencio; un silencio pesado y denso. Los movimientos son más lentos, la respiración más profunda. Siento que nado en los fondos abisales.
Estudio, leo, escucho... pero ya no dibujo. No hay nada que me haga sonreír de inspiración. Porque no hay respuestas sin preguntas; ni preguntas sin dudas.

sábado, 19 de octubre de 2013

Sin decir palabra

El cielo hoy está nublado y el viento en el paro. La música resuena en mi cabeza mientras intento seguir adelante danzante. Firmemente. Mi única meta en este tiempo que llaman "vida" no es otra cosa que ser feliz. Pero, ¿no sé es feliz con pequeñas cosas? ¿no sé es feliz con detalles y pinceladas del día a día?
La música atrapa mis pensamientos, sin remordimientos. Me siento extraña sin motivo. Me paro en medio de la calle y grito en silencio. Nadie parece escucharme; bueno si ese es el caso lo volveré a intentar mañana. Porque todavía tengo la esperanza de entenderme con el mundo, sin decir palabra. 


martes, 1 de octubre de 2013

El favor del Tiempo

Observo tranquila los pequeños puntitos luminosos del techo azul marino ese, que llamamos cielo. El aire hace que se me erice la piel y sienta un excitante escalofrío por la espalda. Con el pelo enredado en los retazos de recuerdos vagos, pienso en lo poco que queda de año. La sola idea de que este año acabe me entristece, porque cuando acaba un año empieza otro aún peor.
Todavía añoro aquello años en los que jugaba con plastilina en el colegio o practicaba gimnasia rítmica con mis amigas... pero ese tiempo ha pasado. Tiempo, como huye el muy cabrón.
Me levanto y limpio los restos de años pasados de mi chaqueta. Cojo mi móvil y llamo a Mañana, espero que la muy furcia me lo coja esta vez. Mientras espero, vuelvo a alzar la mirada al cielo; esperando una respuesta que nunca llega. Suspiro y veo como el vaho de mi boca se eleva hasta tocar un puntito luminoso; de repente este brilla con energía para volver a apagarse. Por un momento mis pupilas se habían dilatado... Mañana se pone al teléfono y me alejo del mundo.
Lo que nunca esperé es que ese fogonazo del puntito, lo vio quien es ahora mi media patata. Así que creo que por una vez, el tiempo me hizo un favor.